Nayib Bukele genera tanta admiración y esperanza para una
gran cantidad de salvadoreños, como
rechazo de otro importante número de
personas que le tildan de populista. Sea como sea hay que destacar que cualquier
cosa que haga o diga, no pasa desapercibida para nadie.
Ya sea por la agresiva campaña de marketing que gira en
torno a su persona o bien por el notable trabajo que realizó durante su gestión
en Nuevo Cuscatlán, un pueblo que apareció en el mapa mediático gracias a él, o
el que está realizando, no sin altibajos, en la capital; Nayib se ha vuelto
parte de una nueva generación de políticos que está repuntando en muchos países
del mundo.
Líderes que en muchos
casos apenas superan los 30 años de edad, se está convirtiendo en la tendencia
en cuanto a preferencia electoral de la población.
Con una imagen desenfadada, haciendo a un lado el arquetipo
de político (para muchos, según el periodista Eduardo Castillo, ser político es
como ser ladrón pero con corbata), recurriendo a las redes sociales como
herramienta indispensable para hacer llegar su mensaje a más personas, Nayib ha
sabido adoptar el guión del político de la Generación X.
De los más destacables políticos de esta generación podemos
mencionar al primer ministro canadiense Justin Trudeau, que proviene de una
familia muy ligada a la política, su padre, Pierre Trudeau, también fue primer
ministro.
Justin que inició su carrera política con 28 años, ya se
perfila como uno de los más notables gobernantes de Canadá.
De igual manera en Europa ya se ha posicionado un liderazgo
joven, por ejemplo podemos retomar el caso de Jesse Klaver, líder del partido
Izquierda Verde de Holanda.
Gracias a Klaver este partido logró en las recién pasadas elecciones celebradas en marzo, su mayor triunfo histórico. El partido Verde obtuvo 14 escaños en el parlamento, algo que ninguno de sus antecesores había conseguido. Klaver tiene 30 años de edad.
Gracias a Klaver este partido logró en las recién pasadas elecciones celebradas en marzo, su mayor triunfo histórico. El partido Verde obtuvo 14 escaños en el parlamento, algo que ninguno de sus antecesores había conseguido. Klaver tiene 30 años de edad.
Por su parte España cuenta entre sus diputados a líderes que
no llegan a los 30 años de edad. Sólo por mencionar a algunos, Alberto Garzón
con 26 años ya es líder del partido Izquierda Unida, de igual manera Belén
Hoyo, de 27 años, es diputada por la comunidad valenciana.
Pero ¿a qué se debe este giro y voto de confianza a la
juventud?
Quizá sea porque consciente o inconscientemente, los jóvenes,
los que se ven con mayores dificultades a la hora de buscar oportunidades, quieren a alguien que les dé voz, que surja un
relevo generacional con visión de nación y que desaparezcan los viejos
dinosaurios enquistados en el poder que solo se han enriquecido a costa del
Estado.
Pero no sólo basta con encontrar un referente en alguien de su
edad, no sólo es la verborrea a la que ya les tienen acostumbrados la gran
mayoría de políticos, sino que va unido a acciones visibles.
Como dije al principio más allá de la cansina campaña de
marketing del actual alcalde, de su cuidada imagen de “bicho calle”, hay un
factor que es tangible: las obras que ha venido realizando desde que asumió el
cargo.
No son pocos los capitalinos que reconocen la labor de su
alcalde y se atreven a decir que en muchos años no habían visto que alguien trabajara tanto por ellos.
Una encuesta publicada en diciembre de 2016 por La Prensa
Gráfica, posicionaba a Bukele en el primer lugar de las preferencias de la
población con un 67.4%, población no solo del área capitalina sino del
territorio nacional.
Por su parte la revista de política internacional Foreign Policy, le incluyó entre las 15 personalidades más sobresalientes del mundo en la toma de decisiones, por sus políticas implementadas en el gran San Salvador.
Por su parte la revista de política internacional Foreign Policy, le incluyó entre las 15 personalidades más sobresalientes del mundo en la toma de decisiones, por sus políticas implementadas en el gran San Salvador.
No cabe duda que Nayib Bukele es un as en el campo de la
política, un zorro dirán algunos, logrando posicionarse en relativamente pocos
años como la preferencia presidencial para una buena parte de la población.
Debido a esto, la mayoría de sus detractores le acusan de
populista, cuando ya no recurren a su gorra o calcetines o hasta su ascendencia
palestina, pero según algunos académicos aunque ahora esta palabra tiene un uso
peyorativo, no se debe tomar tan a la ligera su utilización.
Según un artículo publicado por el periódico Huffigtonpost sobre
el populismo , Xavier Casals, doctor en Historia Contemporánea, niega que el
populismo sea siempre negativo. Admite que la "mayoría de los expertos
señalan que desvaloriza la democracia y crea la ilusión de que es muy fácil
acortar la distancia entre representantes y representados". Pero destaca
que otras tesis, como las de Ernesto Laclau, dicen que garantizan la democracia
y que no hay que estigmatizarlo".
La misma nota destaca que en esa dirección apunta Ariel
Jerez, profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid, quien
lamenta que el término tenga ahora una fuerte carga peyorativa. "Los
grandes medios de comunicación han cargado de negatividad el concepto y las
mayorías sociales siguen recibiéndolo como tal. Por tanto, en la disputa
política hay quien lo utiliza como arma arrojadiza ignorando de manera
interesada un trasfondo mucho más problemático y complejo que hay en el debate
académico", destaca.
Populismo o no, la gente lo que busca es un respiro, aire
nuevo.
Populismo o no, la gente se siente cansada de ser traicionada, encontrando en el trabajo y la nueva manera de hacer política de Nayib una posible salida.
Populismo o no, la gente se siente cansada de ser traicionada, encontrando en el trabajo y la nueva manera de hacer política de Nayib una posible salida.
Habría que estar en su cabeza para saber cuáles son sus
verdaderas intenciones de llegar al poder, pero de lo que si estoy seguro es
que al igual que otros líderes jóvenes alrededor del mundo, pueden aportar
cambios e innovación a un sistema envejecido.